Clara es tan buena mintiendo que es la primera en creer sus mentiras. Vital y caótica, tiene algunos problemas para controlar sus impulsos. Mientras que Diego es todo lo contrario, un hombre con diversas psicosis y continuos ataques de ira. Se encuentran en un Centro de día para la rehabilitación de personas perturbadas. La prueba que les espera parece imposible: tienen que gestionar un restaurante en el centro evitando cualquier conflicto con el resto del grupo. Lástima que no tengan ningún tipo de aptitud para este negocio.
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