Marta consigue pasar de Caperucita a loba cuando decide usar cada situación patética en que la pone el amor para aprender a reírse de sí misma más fuerte que nadie. Internándose en el bosque del drama, llegará a convertirse en la protagonista de su propia comedia al descubrir que del drama brota la risa y de la risa, ¡el poder!
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